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Una vez más todo el problema consistĂa en matar el tiempo. A partir del instante en que aprendĂ a recordar, concluĂ por no aburrirme en absoluto. Me ponĂa a veces a pensar en mi cuarto, y, con la imaginaciĂłn, salĂa de un rincĂłn para volver detallando mentalmente todo lo que encontraba en el camino. Al principio lo hacĂa rápidamente. Pero cada vez que volvĂa a empezar era un poco más largo. Recordaba cada mueble, y de cada uno, cada objeto que en Ă©l se encontraba, y de cada objeto, todos los detalles, y de los detalles, una incrustaciĂłn, una grieta o un borde gastado, los colores y las imperfecciones.
— Albert Camus
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