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Pasó corriendo sin volver la cabeza por el vapor ardiente de los charcos de salitre, por los cráteres de talco, por el sopor de los palafitos, hasta que se acabaron las ciencias naturales del mar y empezó el desierto, pero todavÃa siguió corriendo con el chaleco de oro más allá de los vientos áridos y los atardeceres de nunca acabar, y jamás se volvió a tener la menor noticia de ella ni se encontró el vestigio más Ãnfimo de su desgracia.
— La IncreÃble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada.
(book)
by Gabriel GarcÃa Márquez.
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